sábado, 19 de julio de 2008
Un ambientalista muy escéptico
“La sabiduría compartida, es energía liberada” (Abel Desestress)
Bjon Lomborg, autor de "El ambientalista escéptico", ha generado intensa controversia con sus argumentos en relación al calentamiento global. Lomborg sostiene que en la mayoría de los casos se exagera el problema y sostiene que es incorrecto insistir en la reducción de las emisiones como forma de combatirlo.
Usted es conocido como un escéptico en relación a las teorías sobre el cambio climático. ¿Qué piensa usted, entonces, que está pasando con el planeta?
El protocolo de Kyoto costaría unos 180 mil millones de dólares al año y apenas pospondría el calentamiento global, para fines de siglo, en siete dias. O sea que estaríamos pagando un alto costo para lograr casi nada
No soy escéptico sobre la explicación científica. Creo firmemente que los seres humanos estamos alterando el clima, estamos generando dióxido de carbono con la utilización de combustibles fósiles y eso está contribuyendo al cambio climatico.
¿O sea que este punto fundamental usted lo acepta?
Sí, absolutamente. Esta es una explicación científica del fenómeno, pero cuestiono dos cosas del enfoque que se le ha dado.
Cuestiono la información que con frecuencia recibimos de los medios sobre el calentamiento global, que se exagera tremendamente y se pinta en términos muy negativos.
Y cuestiono también las supuestas soluciones que se plantean, que tienen un costo económico muy alto y van a contribuir en poco a una solución.
Comencemos con el primer argumento. Usted dice que estas informaciones son exageradas en los medios. ¿Es simplemente una cuestión de los medios o estos están simplemente reflejando una opinión generalizada en la comunidad científica?.
No. Obviamente no es solo una cuestión de los medios. Mucha gente dice muchas cosas y los medios hacen entrevistas y sacan grandes titulares de gente que está enfatizando el peor escenario.
Déjeme darle un ejemplo. Cuando hablamos del incremento de las temperaturas, es inevitable que a consecuencia de esto vamos a experimentar olas de calor y habrá más muertes por este concepto.
Pero otro aspecto es que vamos a observar menos olas de frío y menos muertes asociadas a las bajas temperaturas. Y de hecho, el único estudio global que existe al respecto indica que se evitarán mas muertes por frío, que las extras que se van a generar por olas de calor.
Especificamente, se estima que para el año 2050 habrá en promedio dos mil muertes más al año por olas de calor, pero también 20 mil menos por olas de frío. Y mi argumento es que si sólo escuchamos hablar de las dos mil y no de las 20 mil es poco probable que lleguemos a un juicio acertado.
¿Y su segundo cuestionamiento?
En segundo lugar, con frecuencia escuchamos que la solución al problema del calentamiento global es reducir las emisiones de carbono, siguiendo los lineamientos de Kyoto.
Lomborg plantea en su libro que muchos de los datos sobre calentamiento global se exageran.
El problema con eso es que el Protocolo de Kyoto contribuiría un poco, sólo un poco, a solucionar el problema, a un costo muy alto.
Aún si Estados Unidos y Australia suscribieran el protocolo y aún si Canadá y Japón hicieran lo que han prometido, que probablemente no lo harán, el protocolo de Kyoto costaría unos 180 mil millones de dólares al año y apenas pospondría el calentamiento global, para fines de siglo, en siete dias.
O sea que estaríamos pagando un alto costo para eventualmente lograr casi nada.
¿Y cual es la alternativa?
Lo que planteo simplemente es que tenemos primero que darnos cuenta de que la solución es de largo plazo. Y tenemos que buscarla creando la tecnología que nos permita reducir las emisiones de carbono a un menor costo.
Por ejemplo, los paneles solares cuestan casi diez veces más que utilizar combustibles fósiles. Lo que debería hacerse es invertir en la investigación y desarrollo de tecnologías que permitan abaratar esos paneles. Si hicieramos eso, todo el mundo los utilizaría.
O sea, que al final se trata más de invertir en investigación y desarrollo que en reducir las emisiones de carbono. Vamos a darle a nuestros hijos y nietos la tecnología para solucionar el problema a un menor costo.
Y, algo muy importante, vamos a darle a China e India y a los demás países en desarrollo, la tecnología para combatir el cambio climático de forma más barata.
¿Sus opiniones sobre el tema de cambio climático han sido bastante controvertidas y muchos incluso dicen, además, que usted no es un científico?
Vamos a darle a nuestros hijos y nietos la tecnología para solucionar el problema a un menor costo.
Bueno, yo soy un experto en ciencias sociales. Por eso no estoy cuestionando los efectos que se derivan del cambio climático.
Una vez que se acepta que el cambio climático es una realidad, no es un tema simplemente científico sino también social, político y económico.
Si nos centramos sólo en las muertes por olas de calor o si, como lo ha hecho el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, que habla de hasta seis metros de aumento del nivel del mar, cuando el panel de la ONU pronostica entre 18 y 69 centímetros, es poco probable que se logre un juicio acertado.
Muchas organizaciones y hasta gobiernos están promoviendo soluciones como aumento del reciclaje y la utilización de energías renovables. Pero lo que están diciendo es que las tecnologías alternativas están bien, y hay que promoverlas, pero no son suficiente. Hay que reducir también las emisiones.
Sí, pero en ese punto le estoy pidiendo a la gente que se remita a los hechos. Todo el mundo está hablando, pero en la práctica se está haciendo muy poco. En 1992 en la Cumbre de la Tierra en Río se prometió reducir las emisiones a los niveles de 1990 para el año 2000. Superamos esas metas en doce por ciento.
Luego en Kioto, en 1997, prometimos reducir las emisiones por debajo de los niveles de 1990 para el año 2010. Probablemente vamos a sobrepasar esta meta en un 25 por ciento.
El protocolo de Kioto ha concentrado toda nuestra atención en los últimos diez años y mientras tanto invertimos menos en las investigaciones dirigidas al desarrollo de tecnologías alternativas.
Este es el caso incluso en los países que han adoptado el protocolo de Kioto. O sea, no estamos poniendo nuestra atención en los instrumentos adecuados para resolver este problema en el largo plazo.
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